Si de algo
me jacto en mi hoja de vida artística es de mi experiencia durante mis días
como estudiante en la universidad de California, en los cuales trabajé de actor
y músico en una compañía que hacía teatro y música educativa para niños
inmigrantes.
Esa
experiencia me enseñó a crear trabajos artísticos dirigidos a la niñez trabajando bajo la dirección de gente
especializada. El resultado de ese trabajo al regresar a Honduras fue un proyecto musical que originalmente se
llamó “La Fiesta en El Bosque”que se editó con apoyo de UNICEF y la Editorial
Guaymuras (hoy se llama “Para los Chiquitos”). Una especie de musical que en
ese entonces llevamos por todo el país. Esas
canciones cumplieron o están por cumplir 20 años.
La obra llena
de música y teatro de títeres, la llevamos por todo el país y logré con ella
muchos fans! Esos niños que escucharon y vieron por primera vez esas canciones ya
son padres y madres de familia que hoy me reclaman el no hacer mas conciertos para niños. “Ud
fue mi primer concierto” me dicen y “quiero llevar a mis hijos a ver lo mismo
que mis padres me llevaron a ver”.
Como todo
proyecto artístico en nuestro país nunca fue fácil presentar ese trabajo, hoy es mucho más difícil; Vivimos en un país que históricamente ha discriminado de una
manera muy cruel a su niñez. Nuestros niños han ocupado uno de los escalafones más
bajos con respecto a la atención que han recibido de sus gobiernos. Hablo de
sus necesidades básicas, salud y educación. Podemos deducir de ello el lugar
que ocupa su derecho a acceder a la cultura y las artes en general.
Pareciera
que en los gobiernos nunca ha habido alguien que tenga una verdadera
sensibilidad hacia nuestra niñez y que se haya atrevido a crear un programa que
nos lleve a los artistas a las escuelas como resultado de pensar que mas allá de las necesidades
básicas, nuestros niños también tienen derecho a cantar, a pintar a escribir y
a conocer a sus artistas.
Por
invitación de los padres de familia de la Escuela John F. Kennedy de la ciudad
de Santa Cruz de Yojoa, y a beneficio de su escuela, realizamos una jornada de
dos conciertos para niños y uno para
jóvenes; Por la noche la Municipalidad
nos pidió realizar un concierto para la comunidad en la hermosa concha
acústica que luce su parque central. Fue
una jornada agotadora pero hermosa que me convence de la gran necesidad que
existe de llevar a nuestros artistas a las escuelas y a las plazas. Me convence
también de la sed de ese tipo de eventos que tiene nuestra niñez y
juventud.
Esta vez los
créditos del hermoso resultado de la experiencia en la escuela John F, Kennedy no
se los lleva ninguna institución gubernamental o empresa privada. Esta vez se
los llevan las madres, los padres de familia y las maestras y maestros que se preocuparon por que el evento fuera no
solo un éxito de asistencia si no, un
éxito humano, de crecimiento de identidad y finalmente de desarrollo para
nuestro tan necesitado país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario