Artista Compositor y Cantante (Honduras)

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lunes, febrero 12, 2007

Roatan, Banda Norte

Fotos: Guillermo Anderson





Después de recorrer Oak Ridge, un camino de tierra nos lleva en el pick-up de Kelvin hacia la banda norte de la isla, una zona hasta ahora desconocida por la mayoría de los visitantes a la isla. Aquí no hay hoteles y la costa consiste mas en acantilados. Las playas son pocas y pequeñas. Pasamos por el caserío de Diamond Rock, donde Kelvin me cuenta que viven dos patriarcas con catorce y diecisiete hijos cada uno. Pasamos frente a la casa de uno de ellos; El anciano descansa en el corredor y no escucha el efusivo saludo con acento isleño que le hace Kelvin.








Por lo general el paisaje del Caribe se asocia con palmeras y cocoteros. Resulta interesante saber que cuando llegaron los primeros europeos a estas islas no encontraron palmeras ni cocoteros. Encontraron Pinos. La isla de Guanaja que se puede ver desde aquí, fue llamada “Isla de Los Pinos” por Cristóbal Colón, precisamente por la cantidad de bosque de pino caribensis que encontró en la misma. En este extremo de Roatan también hay un diseminado pinar. El hecho de que esta parte de la isla no ha sido desarrollada, permite que se puedan apreciar muchas otras especies nativas de la misma.











Ahora , el camino va zigzagueando a la par de la costa . A través de la arboleda se observa el intenso azul turquesa del caribe y sobre el mar, franjas de blanquísima espuma. Esparcidas por la costa, casitas de pescadores con ropa puesta a flamear en los patios que se seca bajo el intenso sol y la fuerte brisa que sopla desde temprano. La soledad de estas casitas a la orilla del mar es tentadora.






Patios de Ropa Que Flamea al Compás de La Brisa





" Church Of God" En El Paraíso


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Seguimos por un camino mas rústico aún. Una serie de curvas que sorteamos van aumentando lo dramatico del paisaje y el Caribe aparece cada vez mas esplendoroso desde la altura. Nos acercamos al punto mas oriental de la isla. Llegamos al final del camino y estamos en un cerro que según Kelvin, servia de mirador para los primeros habitantes indígenas de la isla.






Allí está el paisaje. La plenitud. Desde alli se ven las islas vecinas; Morat, Barbareta, Santa Elena y al fondo, Guanaja, la isla a la cual llegó Cristóbal Colón en su cuarto viaje.

¿Que es lo que me conmueve tanto al estar ante un paisaje asi? ¿Es una sencilla reacción a la belleza? ¿De que está compuesta la emoción que me causa esta inmensidad azul? Varias cosas a la vez. Me imagino a los primeros habitantes de estas islas viendo el mismo paisaje. ¿Cómo habrán reaccionado ellos la primera vez que vieron lo que estoy viendo en ese momento? ¿ Una emoción parecida a la mía? Por mi cabeza pasan todo tipo de palabras; Creación, belleza, azul, universo, armonía, paz y el inevitable sentir lo diminuto que somos los seres humanos ante la inmensidad. El segundo que duramos los seres humanos sobre el planeta en comparación a la geografía.







En esta colina, según me cuenta Kelvin, se han encontrado vestigios arqueológicos. Desde aquí es muy probable que los indígenas hayan visto las primeras embarcaciones europeas que se acercaron a estas islas y después los barcos de los piratas y conquistadores, los mismos que después los secuestraron para llevarlos a trabajar como esclavos a las minas de Dominica.

Estar aquí es una oportunidad única. El mismo Kelvin no me sabe decir que planes hay para esta zona. Me dice que los documentos señalan estas tierras como tierras nacionales. El dato me mueve a sugerir que esto se convierta en una zona de reserva donde se pueda no solo observar este paisaje maravilloso sino también realizar investigaciones sobre los primeros habitantes de estas islas. Me he sentido emocionado y conmovido en este desconocido punto de la banda norte de la isla de Roatan. El mismo ante el cual se deben haber emocionado los primeros seres que lo vieron. Una extraña manera de conectarse con gente del pasado.




Pienso como en todos estos años este importante punto, ha estado aquí aislado, callado y sin caminos, lejos del bullicio y solo con la brisa, los pinos y la inmensidad de este azul brillante, intenso. Que privilegio.


Agradecimientos; a Kelvin Bennet y a Marion Seaman por haber hecho posible mi visita a Roatan.

1 comentario:

Julia Ardón dijo...

Yo no quiero ver más fotos. Yo quiero ir allí!